La situación en el Norte Integrado de Yapacaní se ha vuelto tensa en los últimos días, con pobladores tomando medidas drásticas en demanda de una infraestructura vital para su desarrollo. El domingo, aproximadamente a las 16:30 horas, los habitantes de la zona procedieron a la toma de los pozos petroleros Yarara X1 y Yarara X2, ubicados en la central Cascabel.
La razón detrás de esta acción radical es la exigencia de la aprobación de un préstamo de 35 millones de dólares para la construcción de un tramo de carretera de 31 kilómetros. La toma de los pozos petroleros se convirtió en una medida de presión adicional que se sumó al bloqueo de la carretera Santa Cruz-Cochabamba, lo que afecta significativamente el tránsito y la economía de la región.
El pozo Yarara X1, a pesar de su producción mínima de 420 barriles, es vital para el funcionamiento de la planta Sirari. Los pobladores expresaron su frustración ante lo que consideran incumplimiento por parte del Gobierno, ya que esperaban que la construcción de la carretera se llevara a cabo antes de cualquier otra actividad relacionada con los pozos petroleros. Freddy Zelaya, secretario de actas del Comité Procamino, destacó la importancia de este pozo y mostró el candado que colocaron en su entrada como señal de protesta.
Por otro lado, el pozo Yarara X2, con una producción similar de 400 barriles diarios, también fue tomado por los pobladores. La interrupción de la salida de cisternas que transportan el petróleo es una medida de presión adicional para hacer sentir su demanda de manera contundente.
Wilder García, secretario general de los interculturales de Yapacaní, expresó la frustración de los habitantes ante la falta de progreso en la construcción de la carretera, a pesar de la importancia de estos pozos petroleros para la región. Anunció que el bloqueo continuará hasta que se apruebe el préstamo necesario.
La situación se ha vuelto aún más tensa con enfrentamientos entre transportistas y bloqueadores, lo que resultó en heridas para dos personas que necesitaron atención médica. Con la toma de los pozos petroleros y el bloqueo de la carretera, la presión sobre las autoridades para resolver este conflicto aumenta, mientras que los pobladores siguen firmes en su demanda de una carretera que consideran esencial para su desarrollo y bienestar.
