La tensión política en Bolivia escaló este lunes cuando un grupo de dirigentes del Pacto de Unidad, afines a Evo Morales, tomó las oficinas de la Central Obrera Boliviana (COB) en la calle Pisagua, en La Paz. El incidente, ocurrido alrededor de las 15:00 horas, fue una clara manifestación de la división interna dentro del movimiento sindical y el oficialismo. Los seguidores del presidente Luis Arce no tardaron en responder, acusando a los invasores de ser “pandilleros” y denunciando actos de robo y destrozo de bienes pertenecientes a los trabajadores.
Durante la toma, Humberto Claros, uno de los dirigentes evistas, lanzó duras advertencias hacia Juan Carlos Huarachi, el actual ejecutivo de la COB. “El señor Huarachi, advertimos que la siguiente vez que vengamos no será solamente a protestar. Los vamos a sacar a patadas a todos esos dirigentes malnacidos que ahora se han autoprorrogado en la Central Obrera Boliviana”, afirmó Claros en un tono desafiante, evidenciando la fractura entre los sectores del Movimiento al Socialismo (MAS).
Huarachi ha sido una figura central en la COB desde enero de 2018, cuando asumió como ejecutivo. En dos ocasiones, ha logrado mantenerse en el cargo mediante ampliados que fueron convertidos en congresos, extendiendo su mandato, primero bajo el gobierno transitorio de Jeanine Áñez y luego bajo el actual gobierno de Luis Arce. Esta permanencia prolongada ha generado críticas, especialmente por parte de sectores leales a Evo Morales.
Tras la ocupación, los manifestantes evistas se retiraron de las oficinas al grito de “fuera Huarachi”, usando petardos para enfatizar su descontento. Mientras tanto, Huarachi reapareció poco después, acompañado de sus aliados, para denunciar lo que calificó como un “golpe sindical”. En una conferencia de prensa, describió el ataque como un acto delictivo: “Han intentado un golpe sindical y sabemos de dónde viene. Han destrozado todo, han robado, fue un asalto delincuencial, porque ha venido gente encapuchada”.
