El general Juan José Zúñiga, excomandante del Ejército, rompió su silencio a través de su abogado defensor, Armando Magne, en relación con los eventos del 26 de junio, cuando se produjo una asonada militar en la Plaza Murillo, frente al Palacio Quemado. Esta es la primera declaración pública de Zúñiga desde que fue enviado de manera preventiva a la cárcel de El Abra, en Cochabamba. La Fiscalía lo investiga por presuntos delitos de alzamiento armado, seducción de tropas y terrorismo, acusaciones que surgieron a raíz de su presunto liderazgo en el movimiento militar, que tuvo lugar hace aproximadamente tres meses.
El abogado de Zúñiga recordó que, durante la audiencia de medidas cautelares realizada el 28 de junio, el general declaró ante el juez y una comisión de fiscales que lo sucedido el 26 de junio no fue un intento de golpe de Estado, sino una “protesta militar”. Según Zúñiga, este levantamiento fue una manifestación de la molestia que tenía con el presidente Luis Arce. Sin embargo, según Magne, esta protesta fue instigada por mandos inferiores, como el mayor Leonel Sanjinés y el mayor Miguel Fernando Iriarte, quienes habrían elaborado un plan que Zúñiga utilizó como forma de expresar su descontento.
En su declaración, Magne explicó que Sanjinés, quien ocupaba un cargo en el área de inteligencia del Ejército, fue uno de los principales autores del plan de asonada. Actualmente, Sanjinés se encuentra bajo arresto domiciliario, mientras que otros implicados, como el coronel Vargas, conocido como “Ovejo”, también estarían involucrados en la planificación del asalto militar.
Zúñiga, un experto en inteligencia militar que tenía una estrecha relación con el presidente Arce, fue ratificado en su cargo antes del incidente debido a la información que manejaba. No obstante, el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, reveló que el presidente Arce ya había decidido relevar a Zúñiga un día antes de los sucesos del 26 de junio, motivado por unas declaraciones que el militar había hecho en contra del expresidente Evo Morales.
El abogado defensor de Zúñiga indicó que la planificación del asalto militar estaba registrada en el teléfono de su cliente, con mensajes enviados por Sanjinés, quien reveló los detalles del plan en una reunión el 21 de junio. A pesar de ello, Magne argumentó que Zúñiga frustró el plan de golpe y lo utilizó únicamente como una protesta.
El 26 de junio, cerca de las 14:30, la Plaza Murillo fue escenario de un despliegue militar inusual. Un contingente de soldados armados, acompañados de tanquetas, rodeó el Palacio Quemado, el antiguo edificio presidencial. Zúñiga, a bordo de uno de los vehículos blindados, descendió rodeado de uniformados encapuchados y se dirigió hacia la puerta del palacio, donde se encontraba el presidente Arce, acompañado de varios ministros.
El intercambio entre Zúñiga y Arce fue captado por los medios de comunicación y ampliamente difundido. El presidente ordenó al general que retirara a las tropas, a lo que Zúñiga respondió aludiendo al descontento dentro de las Fuerzas Armadas. Finalmente, Zúñiga obedeció la orden presidencial y las tropas se retiraron.
Magne también presentó una versión en la que se asegura que el general Zúñiga fue intoxicado antes del incidente. Según el abogado, Zúñiga habría ingerido una sustancia controlada al beber un vaso de agua durante una reunión con otros oficiales militares esa misma mañana. Por esta razón, la defensa solicitó un examen toxicológico ante el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) para respaldar esta afirmación.