La precaria infraestructura de un puente sobre el río Puma, en la zona de Cascabel del municipio de Yapacaní, volvió a causar problemas este domingo cuando una cosechadora cayó al agua al intentar cruzarlo. El incidente ha dejado en evidencia las difíciles condiciones en las que trabajan los productores de esta región, ubicada a 80 kilómetros del área urbana de Yapacaní, en el norte de Santa Cruz.
La maquinaria agrícola, utilizada para la cosecha de soya, se dirigía hacia una propiedad cuando el puente, construido con troncos y debilitado por las lluvias recientes, cedió bajo su peso. Afortunadamente, el operador de la cosechadora logró salir ileso del río, aunque la máquina quedó sumergida, sufriendo daños significativos.
“Con la lluvia se remojaron los troncos y se cayó la cosechadora. Ahora tendremos que desarmar el motor, y no sé cuánto gastaremos en repararla”, lamentó el productor afectado, quien destacó la urgencia de contar con una infraestructura adecuada para la región.
UNA NECESIDAD URGENTE
El colapso del puente ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de las comunidades rurales que dependen de estas vías para sus actividades productivas. Los productores de Cascabel han manifestado repetidamente la necesidad de contar con un puente seguro que garantice el transporte de maquinaria, insumos y productos agrícolas. Sin embargo, las solicitudes de mejoras en la infraestructura vial aún no han sido atendidas por las autoridades locales ni departamentales.
El incidente no solo representa una pérdida económica para el productor afectado por los daños a la cosechadora, sino también un retraso significativo en las labores de cosecha de soya, un cultivo clave en la economía de la región. Además, el mal estado del puente dificulta el acceso de otros vehículos y maquinaria, limitando la productividad de las propiedades aledañas.
Los habitantes de Cascabel han reiterado su pedido a las autoridades municipales y departamentales para que prioricen la construcción de un puente seguro en el río Puma. La falta de infraestructura adecuada no solo pone en riesgo la vida de quienes transitan por la zona, sino que también afecta gravemente la economía local, que depende de la agricultura como principal sustento.