La gerencia de la aerolínea estatal Boliviana de Aviación (BOA) reveló este domingo que la empresa enfrenta un pasivo de 38 millones de dólares, resultado de diversas deudas acumuladas en los últimos años. Esta situación financiera podría afectar su operatividad y expansión, aunque desde la compañía se asegura que están tomando medidas para superar la crisis.
De acuerdo con el informe presentado, las deudas incluyen tanto obligaciones con proveedores internacionales como con otras entidades financieras. Parte de estos compromisos corresponden a pagos pendientes por el alquiler de aeronaves, mantenimiento de la flota, y otros gastos operativos esenciales. La administración de BOA, sin embargo, destacó que las gestiones están en marcha para la reestructuración financiera y la renegociación de los contratos con los proveedores.
En este contexto, se detalló que la aerolínea tiene compromisos por aproximadamente 20 millones de dólares con arrendadores de aviones y más de 10 millones de dólares con distintos proveedores internacionales que le suministran repuestos y servicios de mantenimiento.
El pasivo de BOA también ha tenido repercusiones en la operatividad de la empresa, con la reducción de frecuencias en algunas rutas nacionales e internacionales, además de retrasos y cancelaciones de vuelos. La situación de las deudas ha generado incertidumbre sobre la capacidad de la aerolínea estatal para cumplir con sus planes de expansión y modernización de su flota, que incluyen la adquisición de nuevos aviones para fortalecer su red de destinos.
Ante este panorama, el gobierno boliviano ha indicado que está trabajando en un plan de reestructuración financiera que permita a BOA reducir su carga de deuda y recuperar estabilidad en su operatividad. La aerolínea ha solicitado apoyo estatal para resolver su crisis, aunque aún no se ha definido la forma en que se materializará dicho apoyo.
Desde BOA se expresó la voluntad de renegociar los términos de las deudas para aliviar la presión financiera. En cuanto a la calidad de los servicios, la aerolínea aseguró que continuará ofreciendo vuelos con seguridad, aunque con la posibilidad de ajustes en la oferta dependiendo de cómo evolucione la situación financiera.
La crisis financiera de la aerolínea estatal se da en un contexto complicado para la industria aérea global, marcada por la crisis sanitaria del COVID-19 y sus efectos económicos, lo que generó una disminución en la demanda de vuelos durante el período crítico de la pandemia. Aunque la recuperación se ha comenzado a notar en el sector, las aerolíneas, tanto públicas como privadas, continúan enfrentando desafíos económicos derivados de los altos costos operativos y las restricciones de la oferta en los mercados internacionales.
A pesar de las dificultades, BOA sigue siendo un pilar importante para el transporte aéreo en Bolivia, especialmente en las rutas nacionales, donde mantiene una fuerte presencia y una cuota de mercado significativa. Sin embargo, la empresa se encuentra en una encrucijada económica, y la efectividad de las medidas de reestructuración determinará su futuro en los próximos años.
