Dirigentes y marchistas del Movimiento al Socialismo (MAS), pertenecientes a la corriente afín al expresidente Evo Morales, vivieron momentos de tensión este lunes cuando la Policía utilizó gases lacrimógenos y balines de goma para dispersarlos mientras intentaban llegar a la Casa Grande del Pueblo. Los enfrentamientos ocurrieron luego de que los manifestantes intentaran rebasar los anillos de seguridad establecidos en las inmediaciones de la plaza Murillo, centro del poder político en Bolivia.
La marcha, que partió cuatro días atrás desde la localidad de Patacamaya, tenía como objetivo entregar un pliego petitorio de 10 puntos al Gobierno. Los manifestantes, que se congregaron en la plaza San Francisco, leyeron públicamente sus demandas antes de dirigirse hacia la Vicepresidencia, donde instalaron una vigilia a partir de las 14:00 horas, exigiendo ser atendidos.
El senador Leonardo Loza, uno de los líderes de la marcha, había adelantado que el objetivo principal era llegar hasta la plaza Murillo y la Casa Grande del Pueblo. Sin embargo, la Policía ya había desplegado un fuerte dispositivo de seguridad en el área, con tres anillos de control, para evitar el acceso de los manifestantes al centro gubernamental.
Aunque los marchistas inicialmente se mantuvieron en una actitud pasiva, la situación se tornó conflictiva cuando intentaron sobrepasar las barreras policiales. Esto provocó una respuesta inmediata de la Policía, que utilizó gases lacrimógenos y balines de goma para dispersarlos, obligándolos a retroceder hasta tres cuadras más abajo de la plaza Murillo.
El enfrentamiento dejó un ambiente de tensión en el área, pero para las 16:00 horas la Policía había logrado controlar la situación, bloqueando el acceso hasta el edificio del Gobierno y asegurando las calles principales hasta la Alcaldía de La Paz.
A diferencia de la masiva marcha evista de septiembre de 2024, que movilizó a un número significativamente mayor de personas, esta nueva movilización contó con menos participantes. Sin embargo, el objetivo simbólico de llegar hasta el centro político del país y declarar una vigilia en la Casa Grande del Pueblo mantuvo su relevancia para los manifestantes.
Los dirigentes rechazaron la propuesta de la Policía de entregar el pliego petitorio en la barrera policial, insistiendo en que su intención era presentarlo directamente en la Casa Grande del Pueblo. Esta negativa marcó el punto de quiebre que derivó en los enfrentamientos. Por su parte, las fuerzas del orden justificaron su actuación señalando que los marchistas intentaron vulnerar las medidas de seguridad establecidas en la zona.