El expresidente de Bolivia, Evo Morales (2006-2019), presentó este jueves su renuncia al Movimiento al Socialismo (MAS), partido al que lideró por casi tres décadas. La dimisión fue oficializada a través de su abogado, quien entregó el documento ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Morales ha decidido postularse como candidato a la presidencia en las elecciones programadas para el 17 de agosto de 2025, pero no lo hará con el MAS, sino con el partido Frente para la Victoria (FPV). Esta determinación surge como consecuencia del distanciamiento que mantiene con el actual presidente, Luis Arce, con quien ha tenido profundas discrepancias sobre el manejo del gobierno y el control del partido oficialista.
La renuncia de Morales fue presentada como una acción en defensa de la «Revolución Democrática y Cultural», denominación con la que el MAS identificaba su proyecto político desde 2005. «No podemos formar parte de un Gobierno que se ha corrompido y ha traicionado los principios básicos y fundamentales», declaró Héctor Rodríguez, representante legal de Morales, al presentar el documento de dimisión en el Tribunal Electoral Departamental de Cochabamba.
Inicialmente, el exmandatario intentó formalizar su salida el martes mediante un delegado, pero el TSE rechazó el trámite bajo el argumento de que debía realizarse en persona. Posteriormente, se aclaró que la renuncia también podía ser gestionada mediante un poder notarial específico, lo que permitió concretar el proceso sin la presencia física de Morales.
Desde octubre de 2024, Morales permanece en el Trópico de Cochabamba, su principal bastión político y sindical. Rodeado de sus seguidores, evita trasladarse a otras regiones debido a una orden de aprehensión en su contra en el marco de una investigación por el delito de trata agravada de personas.
El alejamiento de Morales del MAS se profundizó en noviembre de 2024, cuando dejó de ser el presidente del partido luego de que un congreso liderado por la facción ‘arcista’—seguidores de Luis Arce—nombrara como nuevo líder al dirigente campesino Grover García. Esta designación fue validada por las autoridades electorales y judiciales, lo que dejó a Morales sin el control del MAS.
En respuesta a la salida de Morales, militantes leales a su liderazgo han iniciado una ola de renuncias al MAS. Según datos del TSE, en los primeros dos días de este proceso, se registraron 1.686 dimisiones de un total de más de un millón de militantes del partido oficialista.
No obstante, los legisladores ‘evistas’, afines a Morales, han optado por permanecer dentro del MAS para evitar ser acusados de transfugio político, lo que podría costarles sus escaños en el Parlamento. A pesar de esto, el senador Leonardo Loza adelantó que los seguidores de Morales seguirán renunciando al partido hasta la víspera de las elecciones generales.
Mientras Morales busca consolidar su candidatura con el FPV, el actual presidente Luis Arce también se perfila como candidato por el MAS. Ha sido proclamado en varios eventos públicos en los que ha participado entregando obras de su gestión. Sin embargo, la decisión final sobre su postulación será tomada en un congreso del MAS programado para abril de 2025.
Evo Morales gobernó Bolivia durante tres períodos consecutivos (2006-2009, 2010-2014 y 2014-2019) y aspiraba a un cuarto mandato en 2019. Sin embargo, las elecciones de ese año fueron anuladas tras denuncias de fraude. Mientras el oficialismo calificó su salida del poder como un «golpe de Estado», la oposición rechazó esta versión.
La postulación de Morales genera un debate jurídico, ya que en 2023 el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) estableció que la reelección indefinida «no es un derecho humano». La decisión determinó que una persona solo puede ocupar la Presidencia de Bolivia durante dos períodos, ya sean continuos o discontinuos, lo que teóricamente inhabilitaría a Morales.
