Desde Argentina, el exvicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera lanzó una dura advertencia sobre la profunda división interna que atraviesa el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido que ha gobernado Bolivia durante gran parte de las últimas dos décadas. En una reciente entrevista, García Linera expresó su alarma por el enfrentamiento abierto entre el actual presidente Luis Arce y su antecesor y padrino político, Evo Morales, asegurando que esta pugna podría desencadenar una «catástrofe boliviana» en el contexto de las elecciones presidenciales previstas para octubre de 2025.
“Hoy tú tienes a un presidente del Estado puesto por Evo que lo está persiguiendo y quiere meter a la cárcel. Y cuando pueda, lo va a hacer”, sostuvo el exvicepresidente, quien acompañó a Morales durante los 14 años de su gobierno (2006-2019). Sus declaraciones reflejan la gravedad del conflicto interno que amenaza con fracturar de forma irreversible al MAS, en un momento clave para su futuro político.
García Linera describió al partido oficialista como atrapado en un callejón sin salida, producto de la incapacidad para gestionar la sucesión de un liderazgo carismático como el de Morales. En su análisis, resaltó la paradoja de que Morales, aunque fuera del poder formal, sigue ejerciendo una influencia determinante. “No tiene poder, pero tiene poder”, subrayó, aludiendo al peso simbólico y político que conserva el exmandatario dentro de las filas del MAS.
Según García Linera, cualquier figura que aspire a suceder a Morales necesita una “autorización simbólica” de su parte para ser vista como un liderazgo legítimo por las bases del partido. “Te toca a ti ahora”, ejemplificó, haciendo referencia a la necesidad de un visto bueno explícito por parte del líder histórico. No obstante, advirtió que este mecanismo crea una tensión insostenible: “¿Cómo tomarlo en cuenta sin aparecer como un títere? Es complicado”, reconoció.
La interna del MAS se ha intensificado en los últimos meses, especialmente tras el anuncio de Morales de que será nuevamente candidato a la presidencia en 2025, en un claro desafío a Luis Arce, a quien él mismo impulsó como sucesor en las elecciones de 2020. Desde entonces, la relación entre ambos líderes se ha deteriorado drásticamente, al punto de convertirse en una batalla política y judicial sin precedentes dentro del oficialismo.
La Asamblea Legislativa, dominada por parlamentarios del MAS, ha sido escenario de este enfrentamiento. Desde allí, legisladores afines a Morales han obstaculizado proyectos y créditos impulsados por el Ejecutivo. Al mismo tiempo, Morales ha denunciado que es víctima de persecución por parte del gobierno de Arce. “Uno persiguiendo al otro y el otro diciéndole que es un inútil y bloqueándole en el parlamento sus créditos para hacer obras. Eso es lo que estamos haciendo nosotros”, lamentó García Linera, en una crítica directa al estado de parálisis institucional generado por la pugna interna.
Con un tono sombrío, el exvicepresidente advirtió que si Morales y Arce no logran alcanzar un entendimiento antes del proceso electoral, el MAS enfrentará una posible «decepción social» que podría traducirse en una “derrota electoral” en los comicios del próximo año. “Lo más probable es una derrota en agosto del 2025”, concluyó con preocupación.