La Policía Federal de Brasil informó que Marcos Roberto de Almeida, alias “Tuta”, uno de los principales líderes del Primer Comando de la Capital (PCC), fue recluido este domingo en la Penitenciaría Federal de Brasilia, una cárcel de máxima seguridad destinada a aislar a criminales de alta peligrosidad. La acción se concretó tras su expulsión inmediata de Bolivia, donde fue detenido el pasado viernes en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra por permanecer de manera ilegal y portar documentación falsa.
De Almeida fue entregado a las autoridades brasileñas en el municipio fronterizo de Puerto Quijarro, desde donde fue trasladado primero por tierra hasta la ciudad de Corumbá, en el estado de Mato Grosso del Sur, y luego en avión hasta la capital del país. El operativo de traslado movilizó a cerca de 50 efectivos de la Policía Federal de Brasil, entre ellos doce agentes del Comando de Operaciones Tácticas (COT), una unidad de élite especializada en operaciones de alto riesgo.
La detención de Tuta, quien figuraba en la lista roja de la Interpol y ya había sido condenado en Brasil a 12 años de prisión por asociación para delinquir y lavado de dinero, fue calificada por el director general de la Policía Federal, Andrei Rodrigues, como un paso significativo en la lucha contra el crimen organizado. Durante una conferencia de prensa realizada el sábado, Rodrigues confirmó la identidad del detenido y subrayó la relevancia de su captura para debilitar la estructura de mando del PCC fuera de las cárceles.
El Primer Comando de la Capital, fundado y dirigido desde los presidios del estado de São Paulo, es actualmente la mayor organización criminal de Brasil. Su influencia se extiende más allá de las fronteras nacionales, especialmente hacia Paraguay y Bolivia, países estratégicos para el tráfico de drogas que esta mafia controla en amplias zonas del territorio brasileño.
Las autoridades brasileñas habían preparado desde el sábado toda la logística necesaria para el operativo de repatriación, anticipándose a una posible decisión boliviana de expulsar de forma inmediata al peligroso delincuente. Finalmente, la colaboración entre ambos países permitió concretar su entrega y posterior reclusión bajo estrictas medidas de seguridad.
