Lanzas artesanales fabricadas con madera y escudos improvisados a partir de restos de turriles metálicos forman parte del inusual pero firme armamento casero que resguarda al líder cocalero y expresidente de Bolivia, Evo Morales, en su bastión del Trópico de Cochabamba. Decenas de hombres y mujeres montan una férrea vigilancia en torno a su figura, movilizados por la convicción política y la lealtad sindical, con una estructura de resguardo que ya ha sido catalogada como una verdadera fortaleza.
Un reciente reportaje difundido el pasado domingo por la cadena brasileña Record, a través del programa ‘Domingo Espectacular’, ha puesto nuevamente bajo los focos internacionales la vida de Morales, quien actualmente reside en Lauca Ñ, localidad ubicada en el municipio de Shinaota. El lugar ha sido transformado por sus seguidores en lo que llaman el “Cuartel General de Lauca Ñ – Estado Mayor del Pueblo”, según el cartel que da la bienvenida al complejo de barracas vigiladas día y noche por civiles organizados.
El reportaje brasileño describe a Morales como una figura “escondida y escoltada por 3.000 civiles armados”, en referencia a los grupos de cocaleros que se han organizado para proteger al exmandatario, quien enfrenta una orden de aprehensión por delitos que incluyen acusaciones de estupro y tráfico de personas. Las imágenes del documental muestran a hombres y mujeres realizando turnos, cambiando guardias, y operando bajo normas estrictas de seguridad, como si se tratase de un destacamento militar improvisado, aunque sin armamento bélico convencional.
Uno de los líderes sindicales entrevistados por el canal brasileño declaró: “No importa pasar frío, lluvia o calor, estamos cuidando el futuro de Bolivia”, en clara alusión al propósito político que anima esta protección masiva.
Llegar hasta Morales no es tarea sencilla. El periodista que realizó el documental explicó que solo pudo ingresar gracias a la mediación de una persona de confianza del exmandatario. Para acceder, el equipo debió atravesar múltiples anillos de seguridad establecidos alrededor del edificio de las federaciones cocaleras, donde Morales ha instalado su oficina y centro de operaciones.
Una vez dentro, la entrevista se realizó en un despacho decorado con símbolos del pasado político del expresidente: la bandera nacional, la de Cochabamba y la whipala, además de fotografías que rememoran su periodo presidencial entre 2006 y 2019. El ambiente, cargado de simbolismo, refuerza la narrativa de Morales como líder popular resistiendo desde el corazón del trópico.
Durante la entrevista, Morales volvió a insistir en que fue “ilegalmente” despojado de la sigla del Movimiento Al Socialismo (MAS), impidiéndole postular en las elecciones nacionales previstas para el próximo 17 de agosto. Acusó a sus detractores de haberlo excluido de forma arbitraria del proceso político, y lanzó un nuevo mensaje al exterior: pidió apoyo al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a quien calificó como un “presidente humanista” y un “aliado clave para salvar nuevamente al país”.
