El dólar paralelo en Bolivia continúa registrando una tendencia descendente. Este domingo, la divisa estadounidense se cotizó en Bs 11,87 para la venta y Bs 12,17 para la compra, cifras que reflejan una marcada caída respecto a los picos alcanzados en 2024, cuando llegó a bordear los Bs 20 por unidad.
El retroceso se interpreta como un ajuste tras meses de fuerte presión cambiaria, generada por la escasez de divisas en el sistema financiero formal y las restricciones para acceder al dólar en bancos y casas de cambio.
Durante gran parte de 2024, el precio del dólar en el mercado informal se disparó de manera sostenida, alcanzando en algunos momentos los Bs 20. Ese comportamiento estuvo vinculado a la reducción de las reservas internacionales del Banco Central de Bolivia (BCB) y al incremento en la demanda de divisas por parte de importadores y ciudadanos preocupados por la estabilidad económica.
No obstante, en los últimos meses comenzó a evidenciarse una corrección a la baja. Analistas atribuyen esta tendencia principalmente a tres factores:
- Mayor estabilidad política, que ha moderado las expectativas de la población.
- Ingreso de divisas por exportaciones no tradicionales, que alivió parcialmente la escasez.
- Reducción de la sobredemanda, tras el pico especulativo registrado en 2024.
Pese a la baja, la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo sigue siendo considerable. El tipo de cambio oficial, anclado desde 2011, se mantiene en Bs 6,86 para la compra y Bs 6,96 para la venta. En contraste, el valor en el mercado paralelo prácticamente duplica esa referencia.
Esta brecha continúa generando distorsiones en la economía, afectando especialmente a los importadores de insumos y alimentos, que deben recurrir al mercado informal para adquirir divisas, trasladando el sobrecosto directamente al consumidor final.
Si bien la tendencia descendente del dólar paralelo se percibe como una señal positiva para la estabilidad macroeconómica, aún existen dudas sobre la sostenibilidad de esta corrección en el mediano plazo.
Especialistas advierten que el comportamiento de la divisa dependerá en gran medida de la capacidad del país para asegurar mayores ingresos en dólares, ya sea mediante exportaciones, créditos externos o inversión extranjera. De no consolidarse esas fuentes, el riesgo de un repunte cambiario no estaría descartado.