El ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Yamil Flores, reconoció que hasta el mes de octubre solo se logró distribuir 8 millones de litros de diésel de los 35 millones requeridos para el sector productivo, una cantidad insuficiente para atender las necesidades de los productores agrícolas que se preparan para la siembra de verano, una de las etapas más importantes del calendario agrícola nacional.
“Hemos distribuido 8 millones de litros de diésel de los 35 millones que requerimos a nivel nacional para cumplir con este inicio de la preparación de tierras”, declaró la autoridad este martes. A pesar de las dificultades, aseguró que el Gobierno realizará todos los esfuerzos necesarios para entregar los 27 millones de litros restantes, con el fin de garantizar la preparación de suelos y el inicio de la campaña de verano.
Flores explicó que la escasez de combustible ha generado retrasos en la producción agrícola, afectando en un 5% la cosecha de invierno y en un 3% la preparación de tierras para la siembra de verano. Sin embargo, señaló que estas demoras aún pueden ser revertidas mediante un trabajo coordinado entre los distintos ministerios vinculados al área productiva.
De acuerdo con el informe del Ministerio, la cosecha de invierno, que registra un avance del 85%, todavía necesita 15 millones de litros adicionales de diésel para concluir satisfactoriamente entre los meses de octubre y noviembre.
Por su parte, la campaña de verano, también conocida como la “siembra grande”, enfrenta retrasos importantes debido al déficit de combustible. Esta etapa es clave para garantizar el abastecimiento alimentario de la población boliviana en 2026. Según Flores, la preparación de suelos en esta fase alcanza actualmente un 50% en el occidente y apenas un 20% en el oriente del país, lo que evidencia el impacto directo de la falta de diésel en la producción nacional.
El ministro admitió que la escasez de combustible no estaba prevista y que esta situación ha afectado de forma directa a la producción agropecuaria, aunque manifestó su compromiso de recuperar el tiempo perdido y garantizar la seguridad alimentaria del país.
“Esperamos que el próximo año la producción esté garantizada y que los mercados cuenten con verduras, carne, arroz y papa para todas las familias bolivianas”, concluyó Flores, reflejando con sus palabras las falencias de gestión y los desafíos que enfrenta el Estado para asegurar el normal desarrollo del ciclo agrícola en Bolivia.