Luego del último informe presentado por la Policía Boliviana y la Fiscalía sobre los enfrentamientos registrados en Cotapachi, Cochabamba, que dejaron como saldo dos personas fallecidas, se confirmó que el principal sospechoso del hecho es un efectivo policial. En ese contexto, un informe oficial en el que el uniformado investigado reconoce haber utilizado su arma de fuego en tres oportunidades, argumentando que su vida y la de otros camaradas se encontraban en grave peligro.
El fiscal departamental de Cochabamba, Osvaldo Tejerina, informó que el policía fue aprehendido tras admitir el uso de su arma reglamentaria durante los hechos. “Esta persona declaró haber hecho uso de su arma de fuego. Se realizó su aprehensión y se va a imputar a esta persona por el delito de homicidio, toda vez que reconoce haber usado esta arma de fuego”, señaló la autoridad del Ministerio Público.
De acuerdo con el informe, el uniformado relató que, durante la intervención policial, él y otros tres efectivos —entre ellos una mujer— fueron rodeados inicialmente por aproximadamente 30 manifestantes. Además, indicó que ya no contaban con agentes químicos, como gases lacrimógenos, para dispersar a la turba.
“Nos agredían con petardos, dinamita, piedras, habiéndose agotado nuestros agentes químicos”, manifestó el policía en su declaración. Agregó que la situación se tornó aún más violenta cuando la mujer policía fue agredida físicamente a golpes, pese a que los uniformados exigían reiteradamente que cesaran las agresiones.
Ante este escenario, el investigado señaló que realizó el primer disparo de su arma de fuego con fines disuasivos, direccionándolo hacia el suelo. Según su relato, la multitud había aumentado considerablemente y estaba armada con palos, piedras y explosivos.
“Ante la amenaza letal que representaban más de 100 personas armadas de palos, piedras, explosivos (petardos, dinamitas), decidí responder con fuerza letal ante el evidente estado de necesidad, de manera proporcional a la amenaza que enfrentaba, realizando un uso progresivo de la misma con disparos disuasivos preventivos hacia el piso, lo que causó el efecto deseado”, indicó.
El uniformado aseguró que tras esos disparos la gente se dispersó momentáneamente, lo que permitió que él y sus camaradas escaparan. Sin embargo, relató que al llegar a las faldas de una colina fueron nuevamente interceptados por pobladores, quienes los rodearon y los amenazaron con quemarlos vivos.
“¡Échale la gasolina, échale, los quemaremos aquí!”, fueron las frases que, según el policía, escuchó de parte de los manifestantes. En ese momento, aseguró que realizó un segundo disparo.
“Me vi obligado ante una amenaza actual, real e inminente de mi vida y la de mis camaradas a utilizar mi arma de fuego, direccionando el disparo en área permitida de su humanidad, según nuestros manuales, para tratar de controlar la amenaza letal que representaba toda la muchedumbre”, declaró.
El efectivo relató que, tras ese segundo disparo, lograron huir hasta una zanja y refugiarse en unos sembradíos. No obstante, la violencia continuó cuando aparecieron cuatro personas armadas que volvieron a atacarlos, esta vez con armas de fuego.
“Comenzaron a disparar; uno de los disparos lamentablemente dio en mi pantorrilla derecha después recibí otro impacto de fuego en la pierna derecha y parte del pie izquierdo, viéndome obligado a responder el fuego de repente del lado del sembradío otra persona disparó su arma de fuego, llegándome a impactar en el rostro”, declaró el investigado.
La Fiscalía confirmó que el oficial permanece arrestado y es investigado por el presunto delito de homicidio. Actualmente, el policía se encuentra internado en un centro de salud, donde recibe atención médica debido a que presenta heridas provocadas por al menos 18 esquirlas de disparos de escopeta, distribuidas en distintas partes del cuerpo.
