Dos días después de haber realizado explosivas declaraciones sobre los acontecimientos del 26 de junio de 2024, el excomandante del Ejército boliviano, general Juan José Zúñiga, reapareció con nuevas revelaciones. Esta vez, lo hizo mediante una carta enviada al medio mexicano Fuerza Informativa Azteca, en la que acusa directamente al presidente Luis Arce de ordenar la adquisición masiva de armamento y la contratación de hackers internacionales para intervenir en las próximas elecciones generales.
En la misiva, Zúñiga asegura que recibió órdenes expresas para entregar 1.000 fusiles y coordinar el entrenamiento de “grupos de choque”. Asimismo, revela la supuesta compra de 5.000 fusiles AK47, que habrían sido adquiridos incluso con apoyo de un extranjero. Según el exjefe militar, este armamento tenía como objetivo generar un clima de violencia, con disparos, aprehensiones y actos de terror contra la población civil. Parte del plan, según afirma, también contemplaba ataques directos a reconocidas figuras de la oposición, como Tuto Quiroga, Fernando Camacho, Carlos Mesa, Samuel Doria Medina e incluso al exmandatario Evo Morales, todo esto a ser mostrado públicamente a través de los medios de comunicación.
Esta revelación se convierte en la tercera aparición de Zúñiga desde la difusión de un video por parte del Ministerio de Gobierno, en el que se sostiene que existió un intento de golpe de Estado que fue desarticulado por el propio presidente Arce. En esta nueva comunicación, el excomandante va más allá y describe lo que califica como un “plan maquiavélico”, supuestamente elaborado por el mandatario y dos de sus asesores de confianza: Hugo Moldiz y Fernando Rodríguez. La carta no menciona a ningún otro integrante del Gobierno.
Zúñiga también denuncia que desde hace varios meses se encuentra en el país un grupo secreto de hackers extranjeros, con la misión de espiar a los opositores, intervenir el padrón electoral y manipular los resultados de las elecciones. Según su versión, el propósito último sería consolidar un fraude electoral para asegurar la permanencia del actual régimen en el poder. En este contexto, afirma que el oficialismo busca proyectar un respaldo popular ficticio, usando a funcionarios públicos para simular apoyo, lo cual serviría como coartada en caso de que los resultados oficiales contradigan las encuestas.
En la parte final de la carta, Zúñiga asegura encontrarse en buen estado de salud y hace un llamado urgente a la comunidad internacional y a las organizaciones de derechos humanos, solicitando su intervención para resguardar su integridad física dentro del penal de El Abra, donde cumple detención preventiva. No obstante, el medio mexicano que publicó la carta informó que el 17 de abril Zúñiga fue agredido y confinado en su celda sin acceso a agua ni electricidad.
El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, confirmó la aplicación de sanciones al excomandante, argumentando que había incumplido las normas internas del centro penitenciario. A pesar de ello, Zúñiga finaliza su mensaje con una advertencia: “Hoy, con mi salud intacta y mi convicción firme, pido auxilio a la comunidad internacional, a organizaciones de derechos humanos y a todos aquellos que luchan por la justicia. No permitiré que sigan inventando historias de suicidio o accidentes para callarme”.