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LUIS ARCE OFRECE SU ÚLTIMO MENSAJE PRESIDENCIAL EN EL BICENTENARIO DESDE SUCRE CON UN LLAMADO A LA UNIDAD Y LA RESISTENCIA

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Este miércoles 6 de agosto, en el marco de la conmemoración por el Bicentenario de Bolivia, el presidente Luis Arce Catacora brindó su último mensaje presidencial desde la histórica Casa de la Libertad, en la ciudad de Sucre. Su intervención, que se extendió por 45 minutos, estuvo marcada por un enfoque reflexivo e ideológico, en el que entrelazó episodios históricos con los logros y desafíos de su gobierno.

Durante su alocución, Arce dedicó gran parte del discurso a realizar un repaso de los hitos que, según él, han moldeado la identidad del Estado Plurinacional de Bolivia. Recurrió a frases cargadas de simbolismo político y cultural para resaltar la importancia de la unidad nacional, la resistencia histórica del pueblo y la soberanía de los recursos naturales.

“La historia no se escribe, se siembra con dignidad y se honra con resistencia”, afirmó el mandatario, marcando así el tono de un discurso centrado en la memoria colectiva como base de construcción del presente.

Destacó que Bolivia es cuna de civilizaciones milenarias y reivindicó su papel como irradiadora de cultura en la región. También subrayó que el proceso revolucionario que lideró el Movimiento Al Socialismo (MAS-IPSP) surgió como respuesta al neoliberalismo y tuvo como hito la nacionalización de los hidrocarburos, impulsada por Evo Morales.

El mandatario calificó como un “paréntesis antidemocrático” al periodo de transición posterior a la crisis política de 2019 y aseguró que el retorno del MAS en 2020 representó la recuperación de un proyecto político soberano e inclusivo.

En cuanto a los desafíos contemporáneos, Arce mencionó que el país enfrentó diversas crisis, tanto externas como internas. Aludió a los conflictos bélicos internacionales que, según dijo, impactaron en la inflación, así como a los efectos de la crisis climática, incluyendo sequías e inundaciones. Internamente, apuntó a los bloqueos y a lo que denominó “sabotaje legislativo”, señalando que estos factores han limitado la aprobación de créditos esenciales para mitigar la escasez de combustible y dólares.

Pese a ello, el presidente aseguró que Bolivia continúa firme. “Somos un pueblo luchador y ante cada provocación, respondimos”, aseveró.

Uno de los momentos más destacados del discurso fue la declaración de que Bolivia es “el país más seguro de América Latina y el Caribe”, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), lo que atribuyó a las políticas de seguridad implementadas por su administración.

Asimismo, Arce hizo énfasis en la industrialización como el legado más importante de su gestión. Afirmó que este proceso ya está en marcha y no es solo un proyecto, sino una realidad que representa el camino hacia la verdadera independencia económica.

Rechazó las acusaciones de entrega de soberanía y defendió la política de subvención de hidrocarburos: “No vendimos la patria ni nos vendimos a ningún imperio”, dijo.

El presidente también advirtió sobre la persistente amenaza de intereses externos, ahora enfocados en la explotación del litio, y convocó a la ciudadanía a proteger las conquistas sociales alcanzadas, rechazando el racismo y la discriminación.

Cerró su discurso con un llamado a mantener el protagonismo del pueblo:

“Hoy el pueblo ya no es espectador, es protagonista. No espera salvadores, que nadie se equivoque”.