Rosy Chira, una brigadista que participaba en la campaña antirrábica en Santa Cruz de la Sierra, relató desde su cama en el centro de salud San Luis cómo comenzó a sentirse mal después de ingerir la comida que les fue distribuida durante la jornada. “Me encuentro mal, me siento mal, me duele el estómago, estoy inflamada, tengo fiebre y vómito. Todo esto pasó desde ayer, después de ingerir los alimentos que nos dieron, que claramente estaban dañados, terminamos intoxicados. No soy la única, somos varios”, contó Chira, visiblemente afectada.
Chira no es la única en esta situación. Más de 200 brigadistas, entre profesionales y estudiantes de último grado de Medicina y Enfermería, presentaron síntomas graves de intoxicación alimentaria tras consumir el peceto con arroz que se les ofreció como almuerzo durante la primera jornada de la cruzada antirrábica. Algunos de ellos fueron hospitalizados, mientras que otros recibieron atención ambulatoria.
El incidente se produjo durante una campaña crucial en la lucha contra la rabia, lo que ha generado una respuesta inmediata del sistema de salud. Mientras la segunda jornada de vacunación continuaba, las autoridades municipales y representantes del sector médico acudieron al centro de salud San Luis para asegurar que los afectados recibieran la atención necesaria y para verificar las condiciones en las que estaban siendo tratados.
El director municipal de Salud, Marcelo Téllez, criticó la improvisación en la provisión de alimentos y recordó que en años anteriores, cuando el municipio se encargaba de esta tarea, no hubo problemas similares. “Estos son los resultados cuando se improvisa. El año pasado y el anteaño pasado el municipio se hizo cargo de la provisión y no tuvimos ningún problema”, señaló Téllez, quien también aseguró que la Secretaría de Salud estaba desplegada en otros centros para contener la situación.
Por su parte, la doctora Rocío Rivero, vocera de la Federación de Sindicatos de Ramas Médicas de Salud Pública (Fesirmes), denunció que más de 200 brigadistas presentaron síntomas abdominales y criticó la exposición de unas 8.000 personas a alimentos en mal estado, calificando el incidente como un “brote”. Rivero exigió que las autoridades del Servicio Departamental de Salud (Sedes) asuman su responsabilidad y que el Gobernador se pronuncie sobre el tema. “Esto ya es un brote”, advirtió, pidiendo que se sancione a los responsables de la contratación de la empresa que suministró los alimentos.
La situación se agravó cuando la doctora Ruth Aguilera, del centro de salud San Luis y también vocera de Fesirmes, reveló que la comida entregada a los brigadistas estaba “podrida, con moscas y gusanos”. Esta denuncia alarmante fue respaldada por imágenes y testimonios que circulan entre los afectados.
En respuesta a la crisis, el Sedes emitió un comunicado el sábado por la noche, en el que informó sobre el cierre temporal de la empresa responsable de la provisión de alimentos y el inicio de una investigación para determinar las responsabilidades, además de la resolución del contrato. Sin embargo, esta acción no ha satisfecho a Fesirmes, que exige una respuesta más contundente y pública por parte del Sedes, señalando que hasta el momento ninguna autoridad del Sedes se ha manifestado oficialmente sobre el control de las Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETAS).
