Hasta el 30 de septiembre de 2024, se han quemado un total de 10.125.400 hectáreas en Bolivia, según el último informe de la Fundación Tierra, que califica esta tragedia como “el peor desastre ambiental ocurrido en la historia boliviana”. Esta cifra alarmante supera el récord anterior de 5,3 millones de hectáreas quemadas en 2019, lo que representa un incremento de 4,8 millones de hectáreas, es decir, un aumento del 90%.
La Fundación Tierra advierte que los incendios forestales de este año han superado todos los registros previos en términos de área quemada y cantidad de focos de calor. Las cifras son aún preliminares y se espera que sigan aumentando, dado que el fuego continúa activo en diversas regiones del país y la temporada seca se mantendrá en los próximos días y semanas. La superficie consumida por el fuego hasta ahora ha sido contabilizada solo hasta finales de septiembre, por lo que se anticipa que la cifra final será mayor a medida que los incendios persistan.
El departamento más afectado es Santa Cruz, que ha perdido 6.916.700 hectáreas, lo que equivale al 68% del total de áreas quemadas en Bolivia. Le sigue el departamento de Beni, con 2.905.900 hectáreas quemadas, representando el 29% del total nacional.
El mes de septiembre ha sido particularmente devastador, concentrando el 46% de los incendios registrados, mientras que agosto ocupó el segundo lugar con el 34%. Históricamente, los incendios suelen disminuir en octubre y eventualmente se extinguen hacia finales de ese mes o principios de noviembre.
La Fundación Tierra lamenta que “el 2024 quedará en la memoria de los bolivianos como el año del peor desastre ambiental” y destaca la gravedad de la situación. El informe fue elaborado de manera independiente y se basa en un análisis exhaustivo utilizando mosaicos de imágenes satelitales y composición infrarroja de onda corta (SWIR). Para los registros históricos de focos de calor, se utilizó información satelital de los sistemas MODIS (Terra/Aqua) y VIIRS (NOAA-20, NOAA-21 y S-NPP). La magnitud de esta crisis ambiental exige atención urgente y medidas efectivas para abordar los incendios y sus consecuencias devastadoras.