En la homilía del tercer domingo de noviembre, monseñor René Leigue ofreció un mensaje de reflexión sobre los tiempos difíciles y catastróficos que atraviesa la sociedad, destacando que no hay persona que esté ajena a las consecuencias de estos problemas. Durante su sermón, ejemplificó la situación de crisis con el alza del pasaje, los incendios forestales y el desabastecimiento de combustibles, situaciones que afectan a todos los sectores de la población.
“Son momentos muy difíciles”, expresó Leigue, señalando que estos problemas no son algo que pueda suceder en el futuro, sino que ya están presentes y afectando la vida diaria de la gente. Afirmó que las catástrofes que enfrentamos, lejos de ser eventos lejanos, son realidades cotidianas que cada persona experimenta de manera directa.
En su intervención, el monseñor hizo hincapié en el sufrimiento generalizado, que no solo afecta a unos pocos, sino a todos. En particular, mencionó la falta de combustible como uno de los principales factores que agrava la situación, ya que genera escasez de transporte, lo que a su vez afecta la producción y, en última instancia, la disponibilidad de alimentos. “Este ciclo de dificultades, si no se resuelve, puede llevarnos a una situación aún más grave, de escasez generalizada”, alertó.
Pese a la magnitud de las dificultades, Leigue destacó que, en medio de esta catástrofe, la palabra de Dios debe permanecer presente en la vida de los creyentes. “La palabra del Señor siempre tiene que estar latente en nosotros, en nuestro corazón. No podemos perder de vista a Dios”, subrayó el monseñor, animando a la comunidad a mantener la esperanza y la fe en tiempos de adversidad.
El sacerdote también lamentó la falta de responsabilidad y liderazgo ante los problemas actuales, señalando que, a pesar de que algunos sectores ya habían asegurado que la pobreza había sido superada, hoy se observa un retroceso hacia esa misma realidad. “Muchas familias están sufriendo, muchas personas pasan hambre, y si esta situación no se resuelve, el sufrimiento será aún mayor”, expresó con preocupación.
Finalmente, monseñor Leigue abordó el reciente aumento del pasaje anunciado por los microempresarios, que elevaron la tarifa a Bs 3 por persona, una medida que, según él, beneficia a unos pocos y perjudica a muchos. “Este tipo de decisiones muestra una balanza desequilibrada, donde los intereses de unos se imponen sobre el bienestar de la mayoría”, concluyó, haciendo un llamado a la justicia social y a la responsabilidad compartida frente a los desafíos que enfrenta el país.