La producción agrícola en Bolivia enfrenta una grave crisis debido a problemas logísticos y una persistente escasez de diésel, lo que ha ralentizado significativamente el avance en los cultivos de la campaña de verano. Según Klaus Frerking, presidente en ejercicio de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), la siembra apenas ha alcanzado un 20% de lo proyectado. “Estamos muy lejos de las metas”, advirtió.
Frerking detalló que el arroz, un cultivo que normalmente debería estar sembrado en un 80% a estas alturas del año, solo ha alcanzado el 50%. La situación es aún más crítica para la soya y el maíz, cuyos avances son del 10% y 17%, respectivamente.
“Estos son datos preocupantes. No nos olvidemos que la responsabilidad de garantizar la producción y el abastecimiento es del Estado, y necesitamos soluciones inmediatas”, remarcó el dirigente.
El presidente de la CAO explicó que el diésel es esencial para operar maquinaria agrícola, transportar insumos y distribuir alimentos. Sin embargo, las provincias productoras llevan más de 40 días enfrentando largas filas y retrasos en el acceso al combustible.
“En las provincias, la situación sigue crítica. Los productores están peregrinando por dos gotas de diésel, cuando deberían estar sembrando. Esto está elevando los costos de producción y complicando tareas como la recolección de leche, la distribución de carnes y el transporte de granos”, denunció Frerking.
Además, señaló que la proliferación del mercado negro agrava el problema. “En muchos surtidores, los productores no pueden hacer cola porque se han adueñado los intermediarios del mercado negro”, indicó.
Frerking advirtió que la crisis actual podría tener graves consecuencias para la producción de alimentos en 2025. La reducción en las áreas sembradas impactará directamente en la disponibilidad de proteínas como leche, carne, huevos y pollo, provocando un aumento de precios en los mercados.
“Si no llegamos a sembrar las áreas necesarias, las cadenas agroalimentarias estarán comprometidas”, señaló el dirigente, subrayando que los tiempos agrícolas son inflexibles: “Si no sembramos el 90% del área antes de enero, los resultados serán desastrosos”.
Otro factor que complica la situación es el aumento en los costos de producción, con insumos agrícolas que han subido entre un 35% y un 50%. Además, aproximadamente la mitad de los productores depende de financiamiento privado, el cual está siendo afectado por la inestabilidad cambiaria del dólar.
“La agricultura enfrenta un doble golpe: la falta de diésel y el incremento de costos, mientras el financiamiento se vuelve cada vez más incierto”, explicó Frerking.
El líder agropecuario hizo un llamado urgente a las autoridades para resolver el problema del desabastecimiento de combustible y brindar apoyo al sector. “No podemos esperar más. La agricultura es vital para la seguridad alimentaria del país, y necesitamos respuestas inmediatas”, concluyó.
