El presidente de Argentina, Javier Milei, respaldó este martes la construcción de un cerco de 200 metros en la frontera con Bolivia, una medida impulsada por el Gobierno provincial de Salta que ha generado incomodidad en las autoridades bolivianas.
A través de su cuenta en la red social X, Milei elogió la iniciativa del gobernador salteño, Gustavo Sáenz, así como el trabajo de las ministras Patricia Bullrich (Seguridad) y Sandra Pettovello (Capital Humano), destacando su labor en la resolución de problemas relacionados con la seguridad y asistencia social en la región.
Su comentario fue una respuesta a la publicación del propio Sáenz, quien anunció la construcción del cerco y resaltó la importancia de reforzar la seguridad en la zona fronteriza. «La defensa de nuestra frontera no se negocia. Con Patricia Bullrich reforzamos la seguridad. Ni un paso atrás», afirmó el gobernador, subrayando que Argentina no tiene la obligación de dar explicaciones a Bolivia sobre esta decisión.
El cerco perimetral, cuya licitación fue anunciada el lunes, será instalado en el cruce fronterizo de Aguas Blancas, localidad argentina limítrofe con la ciudad boliviana de Bermejo. Con una altura de 2,5 metros, la valla abarcará el trayecto desde la oficina de migraciones argentina hasta la terminal de buses, con el objetivo de frenar el flujo migratorio irregular, según las autoridades argentinas.
El Gobierno boliviano reaccionó expresando su «preocupación» ante el anuncio. A través de un comunicado, la Cancillería boliviana manifestó que los temas fronterizos deben abordarse mediante el diálogo bilateral y los mecanismos diplomáticos establecidos entre ambos Estados. En ese sentido, el Ministerio de Relaciones Exteriores anunció que solicitará información oficial sobre la construcción del cerco para evaluar las acciones que correspondan.
Por su parte, el ministro boliviano de Gobierno, Eduardo del Castillo, minimizó la importancia de la obra, señalando que los 200 metros de valla representan apenas el 0,026% de la extensa frontera entre ambos países. “Tarde o temprano, todos los muros se caen”, comentó.
Desde Argentina, la respuesta fue contundente. Sáenz calificó de «cómico» el reclamo boliviano y defendió la medida asegurando que el cerco solo ocupa el territorio municipal de Aguas Blancas, sin invadir soberanía extranjera. «Podemos dar explicaciones solo si estuviéramos invadiendo Bolivia, pero no es el caso», afirmó.
La construcción del cerco forma parte del llamado Plan Güemes, impulsado por la ministra Patricia Bullrich desde diciembre pasado. Este plan tiene como objetivo fortalecer la lucha contra el narcotráfico, el contrabando y la trata de personas en las zonas fronterizas del norte argentino.
Como parte de la estrategia de seguridad, el Gobierno argentino planea desplegar 310 efectivos policiales en puntos considerados críticos, como el río Bermejo y la Ruta Nacional 34, conocida como la «ruta de la droga».
Bullrich defendió la medida asegurando que la instalación del cerco contribuirá a controlar una frontera que, según ella, se encontraba «completamente descontrolada». «Desde el Gobierno Nacional impulsamos la cerca en Aguas Blancas para proteger a los argentinos del narcotráfico», afirmó en X.
Por su parte, el gobernador Sáenz ratificó la construcción de la valla al argumentar que reducirá los riesgos de incidentes y permitirá un monitoreo más efectivo por parte de las fuerzas de seguridad. «Esta infraestructura brindará mejores condiciones para una migración ordenada y segura, además de prevenir el contrabando y fortalecer la economía local», concluyó.
