La estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) confirmó que entre el 7 y el 13 de septiembre se realizarán dos operaciones de descarga de combustibles en el puerto chileno de Arica, con el fin de reforzar el abastecimiento interno ante la creciente presión de la demanda, principalmente de diésel.
Según la planificación, se prevé la llegada de cerca de 90 millones de litros de carburantes. El primer buque arribará el 7 de septiembre con aproximadamente 45 millones de litros, mientras que el segundo está programado para el 10 de septiembre, sujeto a las condiciones climáticas en la zona portuaria.
El director de Comercialización e Importación de Hidrocarburos de YPFB, Marcos Eduardo Durán, explicó que mientras la gasolina mantiene niveles de consumo regulares, el diésel se ha convertido en el carburante más demandado, lo que obliga al Estado a incrementar las importaciones.
“Arica es nuestro punto de entrega principal y el más económico. Estas descargas nos permitirán garantizar el abastecimiento interno”, señaló Durán.
El ejecutivo destacó que estas operaciones son claves para evitar desabastecimientos y normalizar el flujo en el mercado, aunque reconoció que las dificultades financieras del país complican la logística.
Durán lamentó que la falta de aprobación de créditos en la Asamblea Legislativa esté restringiendo la disponibilidad de dólares necesarios para financiar la compra de combustibles en el exterior. Este cuello de botella, según indicó, genera mayores tensiones en la cadena de suministro.
Recordó además que Bolivia mantiene una política de subvención de carburantes, lo que permite que los precios de la gasolina y el diésel se mantengan por debajo de los niveles regionales. Si bien esta medida protege al consumidor, también incrementa el déficit fiscal, ya que el gasto público destinado a cubrir la importación crece cada año.
El analista energético Carlos Delius advirtió que la situación de YPFB es cada vez más complicada debido al peso que representan las importaciones.
“No se debe olvidar que, en promedio, por año se necesitan unos $us 3.000 millones para garantizar la importación y subvención de los carburantes, y ese dinero ahora no existe”, enfatizó.
Delius alertó que, si no se generan fuentes de financiamiento adicionales ni se revisa la política de subsidios, la presión sobre la estatal petrolera podría dificultar aún más el suministro regular de combustibles en el mercado interno.