La inflación en Bolivia alcanzó un acumulado de 18,09% hasta agosto de 2025, de acuerdo con el último reporte del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta cifra supera ampliamente la previsión oficial del Presupuesto General del Estado (PGE), que había fijado una meta inflacionaria del 7,5% para toda la gestión, es decir, en apenas ocho meses se sobrepasó en casi 150% lo proyectado por el Gobierno del presidente Luis Arce.
Pese al fuerte incremento, el director del INE, Humberto Arandia, aseguró que en los meses de julio y agosto se evidenció una cierta ralentización de la tasa inflacionaria, aunque advirtió que los principales factores que impulsan la subida de precios son los conflictos sociales, como los bloqueos, y los fenómenos climatológicos adversos.
Según el reporte, solo en el mes de agosto la inflación fue del 1,01%, lo que representa la segunda variación mensual más baja del año. Sin embargo, esta cifra se da en un contexto complejo marcado por las elecciones generales y por problemas de abastecimiento de combustibles.
Uno de los aspectos que mayor impacto tuvo en el alza de precios fue la escasez de diésel, que afecta la cadena de distribución y logística de distintos productos de la canasta familiar. Entre los bienes con mayor variación se encuentran la carne de pollo, la carne de res sin hueso, el plátano, productos de papelería, además de perfumes y colonias importadas.
En contraste, la caída del tipo de cambio paralelo ha generado un descenso en el precio de productos importados, principalmente de la llamada línea blanca y negra, como televisores, refrigeradores, electrodomésticos y celulares.
Asimismo, el informe señala una reducción en los precios de alimentos como la cebolla, así como en servicios como el transporte interdepartamental, que previamente había registrado un incremento debido al periodo de vacaciones escolares de invierno.
