El caso del sacerdote Jorge L.M.V., también conocido como el padre Coco, ha generado una conmoción en Tarija tras ser sentenciado a ocho años de cárcel por el delito de abuso sexual. Este lamentable suceso, detallado por el Ministerio Público, pone de relieve la importancia de la justicia y el rigor en la investigación de casos de esta naturaleza.
Según el informe de la Fiscalía, el padre Coco fue hallado culpable de abusar sexualmente de Jhudy R.G., una joven de 28 años. El veredicto fue emitido por el Juzgado de Anticorrupción y Violencia contra la Mujer de la capital chapaca, quien determinó que el sacerdote deberá cumplir su condena en el penal de Morros Blancos.
El proceso legal inició tras la denuncia presentada por la víctima, residente de Cochabamba, quien acusó al padre Coco de abuso sexual. Las autoridades llevaron a cabo una exhaustiva investigación, incluyendo un informe psicológico, testimonios y pruebas tanto de cargo como de descargo. Tras la imputación del sacerdote, se celebró un juicio donde se presentaron todas las pruebas pertinentes, las cuales fueron consideradas por la autoridad jurisdiccional para dictar la sentencia.
Jeannethe Rodríguez, fiscal a cargo del caso, detalló que el abuso ocurrió el 17 de octubre de 2017, durante un congreso de la Familia en el municipio de Tarija. Jhudy y una amiga asistieron al evento y posteriormente fueron a la oficina del sacerdote para expresar su agradecimiento. En un momento dado, la amiga de Jhudy se retiró temporalmente, dejando a la joven a solas con el sacerdote, quien aprovechó la situación para cometer el abuso.
La situación se tornó evidente cuando la amiga regresó y encontró la puerta de la oficina cerrada. Tras llamar a Jhudy, esta salió de la habitación, revelando así el terrible suceso que acababa de ocurrir. Ambas mujeres regresaron a Cochabamba, donde Jhudy guardó silencio sobre lo sucedido hasta el año 2023, momento en que las denuncias en redes sociales contra sacerdotes por abusos sexuales la motivaron a hacer pública su experiencia.
La valentía de Jhudy al denunciar el abuso desencadenó la aprehensión del padre Coco en la capital tarijeña. Este caso sirve como un recordatorio de la importancia de brindar apoyo a las víctimas de abuso sexual y de perseguir la justicia con firmeza en todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo aquellos en los que se supone que existe una posición de confianza y autoridad, como la religión.