El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, anunció la apertura de procesos penales en respuesta a los hechos de violencia generados durante la marcha liderada por el expresidente Evo Morales, que culminó en La Paz el lunes 23 de septiembre. Esta marcha, que se extendió por siete días, estuvo marcada por una serie de incidentes violentos que incluyeron agresiones, destrozos y heridos.
Del Castillo instruyó al comandante General de la Policía Boliviana, Álvaro Álvarez, que se inicie una investigación penal de oficio para esclarecer los eventos ocurridos entre el 17 y el 23 de septiembre, a los que se refirió como la “marcha de la muerte” o “marcha por la candidatura y habilitación del señor Morales”. Según el ministro, la movilización no fue pacífica, sino que tenía un objetivo claramente planificado: generar un fallecido para desatar una segunda fase de convulsión social, con el fin de que Andrónico Rodríguez, presidente de la Cámara de Senadores, asumiera la presidencia.
Uno de los principales instigadores identificados por el ministro fue Orestes Sotomayor, yerno de Evo Morales, quien fue acusado de agredir a un funcionario del Gobierno que intentó entregar una carta invitando al diálogo al exmandatario. Este incidente fue captado por medios de comunicación que cubrían la marcha. Del Castillo condenó la violencia y afirmó que la protesta no tenía la intención de ser pacífica desde el inicio.
El ministro también dio un balance de los hechos violentos que se desataron durante la marcha. Según su informe, se registraron cinco momentos de alta conflictividad, que dejaron un saldo de más de 87 personas heridas, la aprehensión de más de 10 individuos, una persona arrestada, el robo de equipos de prensa y la destrucción de cuatro vehículos, además de daños a infraestructuras públicas y privadas. Entre los afectados estuvieron varias instituciones y espacios públicos.
Durante la conferencia de prensa ofrecida el martes 24 de septiembre, Del Castillo presentó una serie de declaraciones de Morales antes de la marcha, en las que el exmandatario hablaba de “acortar el mandato del presidente Luis Arce” y hacía referencia a “llenar las calles de sangre” o incluso “provocar una guerra civil”. Según el ministro, este plan de desestabilización fracasó, pero no sin dejar consecuencias graves durante los días de movilización.
El ministro también respondió sobre los posibles bloqueos de carreteras anunciados para la próxima semana, indicando que si Evo Morales continuaba con estas acciones, “terminaría con lo poco de credibilidad que le queda”.
Finalmente, Del Castillo recordó que las predicciones de Ramiro Cucho, dirigente del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq), se cumplieron durante la marcha, ya que hubo heridos y derramamiento de sangre, tal como se había anticipado.
