En un contexto de creciente tensión por la persistente escasez de combustibles en Bolivia, el ministro de Minería, Alejandro Santos, emitió una severa advertencia respecto al impacto que está teniendo el bloqueo legislativo sobre la economía nacional. En declaraciones a medios de comunicación, el ministro responsabilizó directamente a los parlamentarios por no aprobar los créditos internacionales necesarios para la importación de carburantes, lo que impide normalizar el abastecimiento en el país.
“Sin combustible nadie se mueve, ¿no es cierto?”, expresó Santos, en un mensaje cargado de preocupación y frustración. “Estoy expresando que, mediante Diosito y la decisión del presidente, tendríamos que ir normalizando, pero las filas ahora van aumentando por la no aprobación de los créditos que están durmiendo años y años en el Parlamento Nacional”, denunció, visiblemente molesto.
La situación, según el propio ministro, ha llegado a un punto crítico. “No garantizamos porque hemos indicado ya hace semanas atrás. Está fregado. ¿Qué hay que hacer entonces? Estamos fregados, hermano”, declaró, utilizando un lenguaje directo para ilustrar la gravedad del panorama. Sus palabras reflejan la desesperación ante una crisis que, lejos de ceder, se intensifica con el pasar de los días.
El panorama actual evidencia que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) apenas logra cubrir el mínimo requerido de despacho de combustibles. Mientras tanto, en ciudades como La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz, las estaciones de servicio registran filas de vehículos de hasta 10 horas. La escasez no se limita a la gasolina o el diésel; en diversas regiones del país también comienza a faltar Gas Licuado de Petróleo (GLP), agravando la crisis para las familias que dependen de este recurso para cocinar o calentar sus hogares.
Santos también lamentó que las soluciones estructurales que se requerían con urgencia no hayan sido gestionadas oportunamente, y reiteró su crítica al Legislativo. “Es culpa de los hermanos asambleístas, en su momento era. Y ahora es tarde porque hacer la gestión no es de la noche al amanecer”, manifestó, sugiriendo que la demora en las aprobaciones tiene consecuencias directas en la vida cotidiana de los ciudadanos.
En su intervención, el ministro hizo un llamado a mirar más allá de las urgencias coyunturales y a pensar en el futuro energético del país. “Mediante Dios yo creo que vamos a llegar a las elecciones y el que venga… vean pues los candidatos soluciones estructurales”, concluyó, dejando entrever que el actual modelo energético requiere una reforma profunda que supere la confrontación política.