El penal de Chonchocoro, ubicado en el altiplano paceño, se convertirá en el lugar de reclusión de los cuatro acusados de un escalofriante triple crimen ocurrido en la región de Los Yungas. Este miércoles, el Juzgado Décimo de Instrucción en lo Penal de la ciudad de El Alto dictó la detención preventiva de los implicados tras una audiencia cautelar, donde se expusieron los detalles del caso.
Las investigaciones policiales han identificado a los responsables de las muertes de Domingo M.A., José A.V. y Verónica A.L. como Omar Copaja Chuquimia, su hermano Norman Copaja, el ciudadano cubano Yarinel Martínez Maqueira y Jorge Catalán Osinaga. Según las autoridades, este grupo fue responsable no solo de los asesinatos, sino también de robar Bs 2,8 millones en efectivo durante el suceso, que tuvo lugar el pasado sábado por la noche.
Según la versión oficial, el crimen comenzó cuando Domingo, interesado en comprar dólares, contactó a Omar Copaja. Este le sugirió que el cambio de moneda era más barato en Los Yungas y lo invitó a viajar juntos a la región. El acuerdo fue rápidamente establecido y, para ello, Omar contrató un minibús, en el cual se unieron tres cómplices: su hermano Norman, el albañil Jorge Catalán y el cubano Yarinel Martínez. Domingo, por su parte, logró que Verónica y su amigo José lo acompañaran.
El grupo emprendió el viaje el sábado 24 de agosto por la tarde y, en el camino, se detuvieron en La Cumbre de Los Yungas para realizar una ceremonia de ch’alla. Sin embargo, al día siguiente, la familia de Domingo denunció su desaparición, y un comunario en Los Yungas reportó el hallazgo de tres cadáveres en una choza ubicada en la ruta.
Gracias a un operativo policial, se descubrió que Omar Copaja intentaba huir del país y fue aprehendido en Uyuni, Potosí. Por su parte, el cubano y el albañil fueron capturados en una casa de Ciudad Satélite, donde Martínez trabajaba como cuidador. Norman Copaja fue arrestado en su residencia.
En su declaración ante el fiscal, los cuatro acusados revelaron que el botín de Bs 2,8 millones estaba escondido en la casa custodiada por Martínez. Esto llevó a la policía a realizar un allanamiento en la vivienda, donde encontraron el dinero oculto en bolsas de nylon y en una mochila, confirmando así la vinculación de los detenidos con el crimen.
Este caso ha generado gran conmoción en la sociedad boliviana, resaltando la grave problemática de la inseguridad y el crimen organizado en el país. La detención de los acusados y el hallazgo del dinero robado representan un paso hacia la justicia, aunque la comunidad sigue demandando medidas más efectivas para combatir la delincuencia.
