En la antesala de una semana que se perfila como una de las más conflictivas para el país, el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, advirtió que, en caso de que las movilizaciones sociales escalen al punto de poner en riesgo la estabilidad democrática, el Gobierno podría recurrir a las Fuerzas Armadas para preservar el orden constitucional. El pronunciamiento se da en un contexto marcado por bloqueos, marchas anunciadas y una creciente tensión política entre el oficialismo y sectores afines al expresidente Evo Morales.
“Si la situación se complica a un extremo realmente de poner en riesgo la estabilidad política, el proceso electoral y la institucionalidad, nuestro capitán general junto con el alto mando militar evaluará actuar, siempre cuidando el bien mayor: la paz social, el cumplimiento de la Constitución y la vigencia de los derechos ciudadanos”, manifestó Novillo este domingo, dejando abierta la posibilidad de intervención militar si el conflicto se agudiza.
El ministro aseguró que el derecho a la protesta está plenamente garantizado, pero remarcó que este derecho no puede ejercerse afectando a terceros. “Cuando estas protestas transgreden y afectan los derechos de terceros, corresponde actuar al Estado mediante los mecanismos legales establecidos en la Constitución”, enfatizó.
Simultáneamente, el expresidente Evo Morales emitió una instrucción directa a sus bases para movilizarse hacia La Paz y librar lo que denominó “otra batalla”. Los sectores evistas, que han mostrado una postura cada vez más confrontacional, exigen abiertamente la renuncia del presidente Luis Arce. Lo acusan de intentar proscribir al Movimiento Al Socialismo (MAS) y de impedir la participación de Morales en las elecciones primarias previstas para agosto.
Sin embargo, los conflictos no se limitan al frente evista. En El Alto, los gremialistas y transportistas también han lanzado ultimátums al Gobierno, motivados por el alza sostenida en los precios de los productos básicos de la canasta familiar. Este fin de semana, la situación económica se agravó con largas filas en surtidores de combustible, lo que generó bloqueos espontáneos en varias calles y avenidas de la ciudad de La Paz, ante la imposibilidad de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) de abastecer adecuadamente a la población.
La situación política se vuelve aún más compleja luego de que el presidente Luis Arce renunciara públicamente a su intención de buscar la reelección. En su lugar, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, asumió el desafío de recomponer el respaldo electoral del oficialismo, en medio de un escenario político fragmentado y altamente polarizado.
“El Gobierno es el primero en estar preocupado por lo que pueda suceder en los próximos días”, reconoció Novillo. “Nos manejaremos con total prudencia, esperando que Bolivia no entre en una espiral de violencia que pueda golpear este proceso democrático”, añadió, señalando con claridad el temor del Ejecutivo ante una posible escalada que derive en enfrentamientos mayores.